Es una enfermedad grave y mortal. Tiene su origen primario en un virus de transmisión entre los gorilas y chimpancés de las zonas africanas subsaharianas, comúnmente más extendido en las regiones circundantes de Congo, Nigeria, Guinea y Costa de Marfil. Su expansión en los últimos 20 años ha sido rápida por toda África occidental, y las consecuencias han sido devastadoras. Los primeros brotes de la enfermedad se han dado cerca de la selva tropical, y se extendieron a aldeas rurales cercanas y posteriormente a grandes ciudades. Se ha llegado a convertir en una epidemia, y sus consecuencias han significado no solo un problema de salud, sino de negativas repercusiones en la población teniendo en cuenta la fragilidad económica de estos países. Los inicios de esta enfermedad se remontan hacia el año 1976, y recibe su nombre porque las aldeas donde se produjeron los primeros brotes están situadas cerca del río Ébola.
Se estima que los murciélagos salvajes de la zona (familia Pteropodidae) son el reservorio natural del virus, es decir, que estos animales son portadores del virus y pueden transmitirlo a otros animales con la mordedura. El virus entra en la cadena humana por contacto directo con los líquidos corporales de animales (gorilas, chimpancés, monos, antílopes) que habían sido infectados y se habían encontrado muertos o enfermos en la selva. A partir de ese momento, el virus se transmite de persona infectada a otra persona a través de contacto directo con sangre, secreciones u otros líquidos corporales de personas infectadas, o por contacto directo con materiales contaminados por dichos líquidos.
El periodo de incubación, es decir, el intervalo desde la infección hasta la aparición de los síntomas, oscila entre 2 y 21 días. Las personas no son contagiosas hasta que aparecen los síntomas, que suelen consistir en inicio súbito de fiebre alta, con debilidad muscular, dolor de cabeza, vómitos y diarrea. En algunos casos se acompaña de hemorragias internas y externas que pueden comprometer la vida rápidamente afectando de un modo grave.
El tratamiento se basa en la rehidratación con líquidos orales o intravenosos, así como el manejo de las complicaciones médicas de modo específico. Hasta el momento no hay un tratamiento dirigido de utilidad demostrada, pero se están evaluando diversas formas de inmunoterapia y farmacoterapia (tratamientos dirigidos a una optimización de los sistemas de defensas del organismo). Una vacuna experimental llamada ZEBOV ha demostrado proporcionar una aceptable protección contra este virus, según últimos ensayos clínicos a escala global.
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero
Especialidad Medicina Familiar y Comunitaria
Máster Medicina de Urgencias y Emergencias
Experto Universitario en Nutrición y Dietética