En ocasiones somos testigos del desvanecimiento de una persona que encontrándose aparentemente bien sufre un desmayo, y nos llaman la atención enseguida para pedir ayuda. El síncope es una pérdida de conciencia normalmente transitoria que puede tener su origen en distintas causas. Puede presentarse de inicio brusco, progresivamente acompañado por otros síntomas (sudoración, mareo, palpitaciones, cefalea), y en ocasiones asociado con dolor torácico. En una gran parte de los casos no reviste de especial gravedad si la persona recupera la conciencia en pocos segundos cuando se le incorpora semitumbado y no hay otros signos de alerta.
El síncope vasovagal es el más común y frecuente en la población joven sana. Se trata de una pérdida de conciencia precedida por pródromos (es decir, síntomas que lo “anuncian”) con malestar general, náuseas, sudoración, sensación de mareo y aturdimiento progresivo. Se recupera colocando las piernas en alto, o sentado con la cabeza entre las piernas. Es debido a una falta de riego vascular cerebral por disminución de la presión arterial. Es muy común en lugares con temperaturas altas y acumulación de multitudes.
El síncope con signos de focalidad neurológica (dilatación de pupilas, alteraciones del habla, parálisis de extremidades, convulsiones, cefalea muy intensa con vómitos incoercibles) puede incluir la presencia de alteración en la funcionalidad, y precisa de un estudio más completo urgente cuanto antes, para descartar patología intracraneal que se pueda estar manifestando (ictus, hemorragias por crisis hipertensivas, lesiones cerebrales, tumores) y diferenciar de crisis epilépticas.
El síncope cardiogénico es aquel que se presenta sin ningún síntoma previo que “avise” antes de producirse. Como consecuencia de ello, el paciente pierde el nivel de conciencia de un modo muy brusco por completo, solo recuerda los instantes antes de ocurrirle y no los momentos hasta después de ser recogido. Puede ir asociado o no a dolor torácico y palpitaciones. En algunos casos, y sobre todo si el paciente cuenta con antecedentes cardíacos importantes, conviene una evaluación médica que descarte otros procesos agudos que pueden intervenir (arritmias, bloqueos, infartos). En gente joven la presentación de este tipo de síncope cardiogénico obliga a un estudio más completo por ser el principal motivo de muerte súbita en deportistas, escondiendo en la mayoría de casos una cardiopatía no conocida previamente. Los signos de alerta son la pérdida de conciencia repentina estando sentado y asociado a dolor torácico, sin acompañarse de los pródromos vasovagales.
En cualquier caso, una gran parte de los síncopes son resueltos en el momento, sin presentar otros signos de alarma ni precisar más estudios. Se debe consultar por Urgencias en caso de alguna alteración fuera de lo común, en caso de duda, o bien en caso de síncopes muy repetidos, que necesitarían de otro tipo de manejo diagnóstico.
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero