ROBERTO BLANCO TOMÁS
Eoin O’Duffy (con edición de Carlos Villar Flor).
Amarú Ediciones, 2021. 264 páginas
Ya hemos publicado anteriormente en este espacio reseñas de otros títulos de la colección Armas y letras, fruto del espléndido trabajo realizado por el grupo de ídem “Los Internacionales y la Guerra Civil Española: Literatura, Compromiso y Memoria”, nacido en la Universidad de Salamanca y que lleva desde 1998 recuperando libros, documentos y artículos en lengua inglesa (publicados entre 1936 y 1942) relacionados con nuestro último conflicto civil que prácticamente han quedado ya fuera de los canales de divulgación, traduciéndolos y publicándolos en español para que el público pueda tener acceso a los mismos en nuestro país.
Pues bien, el libro que hoy reseñamos tiene una particularidad: si los anteriores títulos estaban enfocados desde el bando republicano (algo lógico, dado que las personas que acudieron a España desde países angloparlantes en el marco de la Guerra Civil mayoritariamente se encuadraron en dicho bando), el que hace el número 12 de la colección corresponde a un testimonio desde el bando rebelde. Y menudo testimonio: el del general Eoin O’Duffy, organizador de la bandera de voluntarios irlandeses integrada en el Tercio, de fugaz y polémico paso por el frente madrileño.
Ya de entrada, el libro tiene el atractivo de tratar un tema sobre el que hay poco publicado en nuestro idioma y ser obra del protagonista principal en la creación de la unidad militar en cuestión, pero es que además O’Duffy fue un tipo bastante peculiar. Militante temprano en el nacionalismo irlandés, el líder independentista Michael Collins le nombró jefe de la rama del IRA de Monagham. Tras la creación del Estado Libre Irlandés, militó en el bando “protratado” de Collins durante la Guerra Civil Irlandesa (1922-23), y terminada ésta fue durante una década comisario de la Policía irlandesa (la Gárda), hasta la llegada al Gobierno de Éamon de Valera, su adversario político. Después, y “a la moda” europea por aquel entonces entre los sectores ultraconservadores, organizó movimientos de corte fascista como los Camisas Azules o los Camisas Verdes, y promovió la fundación del partido político Fine Gael. Cuando estalla la Guerra Civil Española, su popularidad política ya va cuesta abajo, por lo que ve en este conflicto una oportunidad de remontarla organizando una brigada irlandesa para venir aquí a defender la fe y combatir el comunismo.
Finalmente solo vendrá una bandera (unos 700 hombres), encuadrada en la Legión, por su carácter extranjero. Pese a los principios alentadores durante el entrenamiento en Cáceres, donde los irlandeses causan una impresión excelente por su buen porte, pulcritud y religiosidad (no se perdían una misa), su experiencia bélica posterior fue más bien desastrosa. De entrada, recién llegados al frente y cuando se dirigían a sus posiciones asignadas, se toparon con otra unidad del Ejército rebelde que regresaba y les tomó por enemigos (los nervios, el hecho de que hablaran inglés y que llevaran un uniforme distinto al del Tercio…), con tiroteo y muertos por ambas partes. Después, el frente madrileño no tenía nada que ver con la “heroica cruzada” que habían imaginado (frío, lluvia, bombardeo artillero, rancho deficiente…), lo que les bajó la moral bastante. Por fin, el 13 de marzo les ordenan realizar un ataque “a pecho descubierto” en terreno despejado, y tras avanzar un trecho quedan bloqueados por el fuego enemigo y tienen que regresar a sus posiciones. Al día siguiente les ordenan intentarlo de nuevo, y se niegan, lo que terminará motivando su retirada del frente y posterior disolución de la Bandera.
Hay que decir que O’Duffy, mientras tanto, había pasado bastante de “sus chicos”. Mucho más interesado en su labor “representativa”, aprovechaba cualquier oportunidad para viajar por el territorio rebelde, codearse con “gente importante”, asistir a eventos y ejercitar su afición a la buena vida y a la bebida, pisando el frente menos que lo justo, lo que le criticaban muchos voluntarios y luego le echarían en cara no pocos compatriotas. Todo ello es clave para entender Cruzada en España, que escribió tras su vuelta a Irlanda y en el que pretende justificar su actuación y la de la Bandera Irlandesa, omitiendo buena parte de lo negativo y tirando de literatura para glorificar la “contribución irlandesa” a la causa franquista, que en realidad fue más bien escasa.
Para interpretar como es debido este libro, por lo demás muy poco fiable como testimonio por lo expuesto y por constituir un punto de vista totalmente mediatizado por la propaganda del bando sublevado y la imaginación de un personaje que además era completamente afín a dicha causa, resulta de primordial importancia la edición a cargo del profesor Carlos Villar Flor, que imparte Literatura Inglesa en la Universidad de La Rioja y que ha hecho un trabajo excelente, poniendo en contexto con maestría el texto de O’Duffy, lo que permitirá al lector interesado en el tema en cuestión entenderlo a la perfección y conocer mejor un episodio de la Guerra Civil hasta ahora poco conocido en profundidad. Léase y disfrútese.