Con una sociedad cada vez más tecnológica, es normal que aparezcan numerosos miedos o fobias. Vamos a repasar algunas de las más nombradas, pero que a veces no conocemos su significado: de esta forma también podremos comprobar si padecemos alguna, y si se ha convertido o se puede convertir en una adicción, con lo que deberíamos tener ayuda profesional.
— Tecnofobia: podría servir para englobar a todas, pero es demasiado amplia. Significaría miedo a la tecnología en general, pero lo normal es que sea alguna fobia más específica.
— Ciberfobia: se utiliza para denominar al miedo a los ordenadores. A que nos hackeen, que nos vigilen por la cámara, nos controlen de alguna forma, etcétera.
— Telefonofobia: sería el miedo a realizar y recibir llamadas. Nos crea un estrés.
— Nomofobia: una de las más extendidas, pues es el miedo a estar sin nuestro teléfono móvil, cosa que afecta a muchas personas y puede desembocar en una adicción grave.
— Fomofobia: sería más bien un síndrome, acrónimo del inglés “fear of missing out”, es decir, la sensación de perderse algo (a través de las redes sociales, mensajería instantánea, etc.) por no mirar el móvil. La versión contrapuesta sería la jomofobia (joy of missing out), que es la alegría de conseguir desconectarse.
— Phubbing: aunque no sea en sí misma una fobia, se trata de una actitud o de un comportamiento negativo o de mala educación, pues lo que significa es estar continuamente consultando el móvil cuando estamos con otras personas. Viene de los términos ingleses phone (teléfono) y snubbing (hacer un desprecio). Tendría relación con la fomofobia.
— Cibercondría: relacionada con la hipocondría, sería la búsqueda de información sobre síntomas de enfermedades y trastornos. El fácil acceso a la información ha dado alas a los hipocondríacos, pero también a personas que no lo son pero podrían acabar siéndolo.
— Whatsappitis: inicialmente se refiere a una patología física que se localiza en dedos, muñecas y cuello por el continuo uso del teléfono móvil. Es más común sufrirla en el dedo pulgar, porque es el que más utilizamos para escribir. Pero también podríamos utilizarla para referirnos a la exagerada dependencia de dicha aplicación, utilizándola para casi todo (comunicarse, informarse, etc.); es decir, lo que denominaríamos coloquialmente “vivir en el Whatsapp”. Y que curiosamente, además, condiciona la forma de utilizar otras aplicaciones.
Seguramente existen algunas más, y surgirán nuevas, pero con éstas podemos estar al día sobre el tema de las fobias tecnológicas. Y de paso repasar nuestra forma de utilizar la tecnología, la cual, recordemos, no es buena ni mala: todo depende de cómo la utilicemos. Y para usarla de forma correcta lo mejor es formarse.