EL ÁCIDO ÚRICO Y LA GOTA
Dr. Ángel Luis Laguna Carrero.
El ácido úrico es una sustancia producida en nuestro organismo a partir de distintas rutas metabólicas de nuestra fisiología normal, procedente de la degradación de las proteínas en nuestra dieta a través de los alimentos. Como consecuencia de ello, los niveles de este componente pueden elevarse en sangre, aunque habitualmente están mantenidos dentro de unos parámetros de normalidad, porque la mayoría de nosotros logra eliminar el exceso a través de los riñones, por medio de la orina.
La elevación de los niveles del ácido úrico no causa síntomas por sí mismo. Sin embargo, si la concentración sanguínea se eleva de modo mantenido por encima de unos rangos superiores a los normales, es muy probable que el exceso pueda depositarse en forma de cristalización en los tejidos, principalmente en las articulaciones, dando lugar a cuadros de dolor articular. En algunas ocasiones el descubrimiento de los niveles elevados de ácido úrico surge como un hallazgo incidental en una analítica sanguínea general.
Las manifestaciones clínicas se basan en una inflamación articular con dolor intenso que generalmente afecta a una única articulación en cada crisis, que cursa con artritis. Las articulaciones del dedo gordo del pie, en la rodilla o el tobillo son las afectadas con mayor frecuencia generalmente. El dolor es de comienzo súbito, y se mantiene con carácter pulsátil, está muy sensible y con aspecto de hinchazón sonrosada.
El tratamiento para el ataque de gota se basa en comenzar tomando analgesia con antiinflamatorios tan pronto como sea posible, mientras no exista otra contraindicación. En otras ocasiones el dolor es tan insoportable que debe ser evaluado por un médico para valorar la necesidad de añadir alguna otra medicación si fuera preciso, o bien para descartar otras posibles causas del dolor. En ciertas ocasiones puede ser necesario un tratamiento habitual para mantener controlados los niveles de ácido úrico y así evitar las crisis recurrentes de gota.
En cuanto a las medidas generales, nos centramos en la dieta para aconsejar que los alimentos con un mayor contenido en ácido úrico, y que por tanto en este sentido debemos evitar en exceso, son: los mariscos, las ostras, sardinas, trucha, huevas de peces; las carnes rojas, el cordero, las vísceras (hígado, corazón, riñón); y especialmente se recomienda evitar toda bebida alcohólica.